Tormenta perfecta sobre el Gobierno en el Congreso. El control de los precios de la energía, el malestar creciente en la calle, la huelga de transportistas que crece y la parálisis de cada vez más sectores productivos se suman al profundo descontento que ha generado en todas las fuerzas parlamentarias el bandazo sorpresivo en relación con el Sáhara Occidental.
El PP ha arremetido sin piedad contra el presidente del Gobierno dibujando frente a él un panorama desolador de paros y desabastecimiento mientras Pedro Sánchez se dedica a realizar una gira por Europa de muy inciertos resultados. La portavoz del PP, Cuca Gamarra, ha urgido al jefe del Gobierno a explicar las medidas que piensa adoptar sin más dilación.
Sánchez se ha refugiado en la pandemia, en el volcán de La Palma y en la guerra de Ucrania para justificar el descalabro y ha insistido en que el Gobierno trabaja en Europa, con los grupos parlamentarios y con los sectores afectados, principalmente con el de transportes con el que ha dicho que, sin duda, se alcanzará un acuerdo. Sánchez ha dado por hecho que antes del Consejo de Ministros de la próxima semana se podrá alcanzar un acuerdo de país al que ha pedido que se sume el PP.
Para Gamarra, todo esto se resume en una palabra: «nada«. En su opinión, el Gobierno ha convocado a los grupos parlamentarios para la foto y además ha aprovechado para traicionar su programa electoral y la posición histórica de España sobre el Sáhara, sin informar a nadie incluido sus socios de Gobierno. El Ejecutivo está «roto» y España está en situación de «colapso«. «Parece que usted no se entera«, le ha espetado.
El presidente rehúye dar una mínima explicación sobre el giro respecto al Sáhara y remite a su comparecencia del día 30.
Sánchez ha replicado acusando al primer partido de la oposición de llevar dos años con la misma «matraca». Ha reprochado al PP que durante dos años haya defendido que la gran solución para el país se llamara Pablo Casado y ahora de repente lo sea Alberto Núñez Feijóo, un nombre que para él no representa cambio alguno.
Gabriel Rufián ha urgido al presidente a explicar quién va a pagar la factura de la guerra. Sánchez ha repetido raudo que serán «los refugiados» lo que le ha dado pie para explicar la ayuda humanitaria que está proveyendo España para paliar el éxodo ucraniano. En segundo lugar ha citado a los ciudadanos y colectivos más vulnerables españoles a los que espera aliviar con el Plan Nacional de choque que presentará en el próximo Consejo de Ministros.
El portavoz de Esquerra ha emplazado a Unidas Podemos a aclarar si «no están hartos» de refugiarse siempre en el mantra de la derecha que viene y dedicarse a debates que no le interesan a nadie. Frente a ello, Rufián ha pedido dejar de militar en la moral y pasar a militar en la utilidad» controlando precios y a las eléctricas además de imponer impuestos a los ricos.
El representante de ERC también ha hecho referencia la crisis del Sáhara advirtiendo: «La calima del desierto aún dura«.
Sánchez ha remitido sus explicaciones sobre el Sáhara occidental al día 30, cuando comparecerá en la Cámara para explicar los resultados del Consejo Europeo.
A continuación, Vox, en su cara a cara con la vicepresidenta primera, ha acusado al Gobierno de derrochar el dinero «entre sus amiguetes y entre los sindicatos«, además de en gastos suntuarios como la reforma del palacete de patrimonio nacional en el que veranea el presidente. «Para ustedes hay españoles de primera y de segunda», ha afirmado su portavoz Iván Espinosa de los Monteros.
Nadia Calviño se ha mostrado «sorprendida» por el hecho de que Vox hable de igualdad, a lo que Espinosa le ha reprochado que para el Gobierno es «ultraderecha» todo el que critica su gestión y ello le ha llevado a concluir que ahora en España, a la vista del malestar creciente, «todo el mundo debe ser de ultraderecha«.
La vicepresidenta primera ha recordado que Vox no ha votado nunca a favor de las medidas que apoyan a las familias, a los trabajadores y a las mujeres y en este punto ha asegurado que la reforma laboral, aprobada gracias al error en el voto de un diputado del PP, «ya está dando resultados muy positivos«. También ella, como Sánchez, ha justificado la situación actual por los efectos de «la pandemia y la guerra de Putin«.
Ciudadanos tampoco se ha conformado con las respuestas del Gobierno, ayunas totalmente de propuestas, y ha martilleado con las medidas, hasta ahora desconocidas, que piensa adoptar para atajar la crisis. «Los españoles ya no se creen al Gobierno y no tenemos ya ni tiempo ni paciencia«, ha asegurado Edmundo Bal para quien no es aceptable que el Gobierno pida un «consenso» que no practica cuando se trata de cambiar la posición histórica de España en relación con el Sáhara Occidental. En su respuesta al portavoz naranja, Calviño ha enterrado la posibilidad de bajar impuestos sobre los carburantes porque, ha dicho, «ya no hay más margen«. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya había abandonado el Hemiciclo.